El verdadero amor llega puro y sincero a sanar heridas del corazón
Mi corazón fue quien impulso a mi cabeza a mostrar
reverencia a tanto amor que tú tienes para conmigo. Ese amor que llego sin que
yo lo buscara, sin que yo lo acorralara y sin necesidad de trampas para
apresarlo.
El verdadero amor no cae en trampas, no necesita ser
perseguido porque no huye de nadie, no necesita ser acechado para luego ser
apresado, no necesita ser comprado porque no es esclavo.
El amor verdadero no viene con remiendos, ni en partes, ni
adulterado; es puro y sincero. El amor es una verdadera obra de arte que une a
dos personas para convertirlas en uno solo. Ese amor verdadero llega no para
herir sino para sanar heridas que la mentira y el egoísmo han dejado a su paso
en el corazón de muchos hombres y mujeres.
El amor es el abogado de todos aquellos que hoy están presos
por el miedo, el odio y la inseguridad.
Las leyes del amor rompen cualquier otra ley para liberar al que está
siendo oprimido y esclavo de la soledad y el olvido.
El amor verdadero es tan simple que deja que cada quien se tome
la libertad de decidir si cuidarlo o descuidarlo. El amor es esa espada afilada de dos filos
que es capaz de desmenuzar a todo problema que se presente en una relación para
querer destruirla. Todas las
dificultades se deshacen como la cera ante el poder enorme del amor.
Si hoy tienes a alguien a tu lado, alguien que te espera con
amor en tu hogar. Si tienes a alguien
que sirve como el leño que mantiene encendido el fuego del amor para calentar
el ambiente del hogar; lo tienes todo.
No dejes que alguien más venga a intervenir en tu relación,
esa relación amorosa que durante muchos años has construido. Porque destruir es muy fácil y sin esfuerzo
alguno. Y lo que se destruye con las
manos que se construyó, es difícil que se vuelva a reconstruir sin la ayuda de
alguien más.
Todos los días tenemos la oportunidad de cambiar nuestro
destino al amanecer y abrir los ojos y ver el sol que caliente y vitamina a
quienes aprovechan el tiempo.
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